Hoy por ser el último día, no nos lo vamos a tomar de descanso, evidentemente. Ya tendremos tiempo de reposar en las 36 horas que nos quedan de viaje hasta España. Tras desayunar ligeramente en el hotel, nos marchamos andando a través de China Town hacia Little Italy y el puerto, para realizar las últimas compras. China Town de día no tiene que ver con la que nos encontramos el día anterior atardeciendo. Es un ir y venir de chinos hacia los negocios que se encuentran en todos los locales comerciales. La estructura de las viviendas aquí varía muchísimo de las de Nueva York. Casas de no más de 3 pisos, bastante más limpio que la gran manzana y sobre todo con muchísimo ajetreo y movimiento de negocio. Al igual que Manhattan, el barrio italiano está colindante con el barrio chino y es complicado encontrar la línea que los divide. Tras pasar por el puerto a realizar compras de souvenirs y ropa, volvemos a Little Italy donde almorzamos una pasta bastante buena y barata. Damos un relajado paseo hasta el hotel pues en unas horas empieza nuestra ruta de vuelta a casa. Sobre las 7 llegamos al hotel que nos han tenido guardado el equipaje durante todo el día. Empaquetamos como podemos todo lo comprado dentro de nuestras maletas y tras dar un breve repaso, ponemos rumbo a España. Por delante nos quedan 2 días de camino, cogiendo 4 aviones y varios trenes y metros, pero bueno, después de 21 días de ruta por uno los de los países más grandes del mundo que hemos atravesado horizontalmente y lo que nos ha supuesto conocer muchas de las tan distintas culturas que en él se encuentran y que solo se nos transmiten a través de las películas. Cierto es que Estados Unidos tiene mucho de película, bastante, es un país lleno de excentricidades pero creo que toda persona debería visitarlo al menos una vez en su vida. Ya sea a la impresionante Gran Manzana, su sorprendentes accidentes geográficos de Niágara o el Gran Cañón, los sorprendentes estados de Texas, Nuevo México o Arizona, donde parece que el tiempo se detuvo hace 100 años, o las teatrales San Francisco y Los Ángeles, cuya diversidad étnica hace que sea imposible no sorprenderse simplemente con el gentío que pasa por la calle. Cualquier lugar de EEUU es bueno por conocer y, nosotros, hemos tenido la suerte de hacerlo.
Gracias a todos los que nos habéis seguidos, a mis amigos Rafa, Pita, María José y Esther, que tan buenos momentos hemos pasado juntos y, cómo no, a mi mujer, ya que esta Luna de Miel creo que será inolvidable para ambos. Hasta la próxima
Nuestro penúltimo día en EEUU comienza con la devolución de la moto en Eagle Rider. Entrego mi Electra Glide con 3300 millas que si sumo a las 1100 millas que hicimos al coche, supone la friolera de 4400 millas (7081 kilómetros) en 14 días, una media de 505 kilómetros al día. No está mal para unos profanos en motocicleta como nosotros y sobre todo teniendo en cuenta que hemos pasado por 16 estados y hemos visto prácticamente todo lo que nos habíamos planteado. Tras despedirnos de nuestra compañera de viaje y simplemente con unas gracias del mecánico de la empresa de alquiler, pues no nos dio ni un titulo ni Compostela ni nada, volvemos al hotel para recoger a nuestras parejas e ir a ver Alcatraz. He de indicar que la visita a Alcatraz ha sido la única que hemos reservado con antelación. Todo el resto de entradas del viaje las hemos ido sacando sobre la marcha y sin ningún tipo de problema, pero para la de Alcatraz si hay que anticiparse al menos con 10 días de antelación. Tras recoger las entradas, y dado que nos quedan 4 horas para empezar la atracción, nos vamos al Fishermans Wharf a ver como cuecen los cangrejos y de paso meternos uno entre pecho y espalda. El Fishermans es una serie de puestos callejeros que dan servicio a los viandantes y a los restaurantes de la zona. Puedes elegir el cangrejo que quieres que te cuezan y, tras pasar unos minutos por el agua hirviendo, te lo abren y preparan listo para comer. Se podría decir que es la Fast Food más elitista que hemos comido nunca. Aún con olor a pescado ponemos rumbo al Pier 33 donde tenemos que coger el ferri a Alcatraz. La visita a Alcatraz considero que es imprescindible para cualquier persona que viaje a San Francisco. No es demasiado cara (26 $ por persona) e incluye el crucero, la visita a la isla de Long Island y los cascos para escuchar la guía en español, lo que es bastante recomendable pues cuenta varias batallitas producidas en la cárcel más famosa de todos los tiempos. Recomiendo coger como muy tarde el barco de las 13, pues si vas más tarde no da tiempo a verlo todo. Nosotros, al coger el de las 15, nos tuvimos que limitar a ver la cárcel, pero no pudimos todo el exterior ni las filmaciones que allí muestran. Tras volver a tierra firme, dimos un paseo por China Town y aprovechamos para comprar los primeros regalos, aunque ya mañana dedicaremos el último día a las compras finales.
Hoy hemos llegado por fin a San Francisco. Nada más llegar hemos puesto ruta directa hacia Sausalito (la ciudad que une el Golden Gate con San Francisco) y hemos atravesado la ciudad y el puente. El puente es majestuoso, ha sido un broche ideal a nuestro viaje. Las 3 motos corriendo al unísono por unas de las mayores construcciones del hombre, y que en su día llegó a ser el puente más largo del mundo. Creo que todos nos hemos emocionado un poco.En Sausalito, que es pueblecito precioso y encantador tomamos café y ya con la satisfacción del deber cumplido y de haber completado lo que nos habíamos propuesto hace 12 días cuando salimos de Nueva York, que era atravesar de Costa a Costa los EEUU, volvemos a tomar el puente rumbo a San Francisco para conocer la ciudad. Un detalle, cruzar el puente de San Francisco a Sausalito es libre, pero si quieres hacerlo en sentido inverso sale por 6 dólares.Aprovechamos la mañana, ya que es nuestro último día en moto, para hacernos la 49 miles, que es una ruta a través de San Francisco que recorre los principales lugares turísticos. Pasamos por el Golden Gate Park, Twin Peaks, desde donde hay una vistas fantásticas de San Francisco y las casas victorianas. Terminamos la mañana en el Pier 39 almorzando en una marisquería. Tras echar la tarde en el muelle, viendo los leones marinos y todas las atracciones que esta gente tiene aquí, ponemos rumbo en busca de un hotel donde pasar la noche. Tras varios intentos fallidos, acabamos en el mismo hotel donde tenemos reservado para nuestro último día. Es bastante caro pero está cerca del centro de San Francisco y como lo que pretendemos en nuestros dos últimos días es ir de tiendas, pues nos viene bien. Terminamos el día cenando en un restaurante bastante ameno y divertido con buffet libre, en el cual hay un tipo tocando el piano que tiene loquita a toda la clientela del lugar.
Este día ha sido meramente de carretera entre ambas ciudades. Cierto es que la carretera por la que hemos circulado es conocida como una de las más bonitas de todo EEUU, la 1, la Pacific Coast. La jornada ha sido bastante fría, con aire soplando por todos lados y conduciendo por una carretera de alta peligrosidad que ya mostrarán mis compañeros en algún video.Hemos parado a almorzar en el Boulevard de Carmel, un oasis que es de lo poco habitado que hay por aquí. Antes habíamos parado a tomar un café en un restaurante cuyo atractivo es que tiene un mirador donde ver la emigración de las ballenas grises, en invierno claro. Habrá que volver en otro momento.En Monterrey, nos hemos comido una de las mejores hamburguesas del camino, de Búfalo nada menos, o como lo llama aquí, American Bison.Tras el almuerzo hemos descansado un rato y hemos tirado a completar nuestra ruta hasta el Sur de San Francisco. La llegada a San Francisco es bestial. Muchísimos scalextric de carreteras, al lado de carteles que anuncian puntos conocidos como Silicon Valley, la universidad de Stamford y edificios con rótulos de empresas como Ebay, Paypal, etc. Tras llegar al hotel que teníamos reservado al sur de San Francisco nos hemos quedado en él y no hemos salido a ningún sitio pues todavía nos quedan 50 millas para la ciudad y la verdad que el agotamiento empieza a hacer mella. Una pizza encargada para traer al hotel para cenar y listo para dormir y mañana poner fin a nuestra ruta en moto. Lugar donde almorzamos en Carmel Hotel en el sur de San Francisco
Hoy es el último día de la ruta 66, aunque recuerdo que hemos hecho un desvío por Las Vegas, ciudad que no está oficialmente en la ruta y que si lo estuviera ya le hubiese dedicado un casino.
Salimos muy temprano, a las 6:30 y ya hace bastante calor. El trayecto hasta Los Ángeles es prácticamente entero por el desierto, por lo que nos aprovisionamos bien de agua para poder ir hidratándonos por el camino.
Atravesamos por la autopista 15 el desierto de Mojave, puro desierto, ni una gota de agua y mucho calor. Se hecha de menos un oasis por el camino. ¡Esto es la ruta 66!
De la ruta histórica por esta zona ya queda muy poco y mal señalizado, lo que destacan todos las guías es ir a ver el sitio donde estaba el primer Mac Donalds. Se supone que está en San Bernardino, es una ciudad muy cercana a LA y por la que pasa la ruta histórica. Nos lleva más de dos horas encontrar la localización del famoso museo.
Txema va por otro lado y no disponemos de GPS, así que la táctica es meternos en el pueblo / ciudad y preguntar, por lógica, en el primer Mc Donalds que veamos. Preguntamos en tres y solamente en uno de ellos saben dónde está.
Conseguimos localizarlo finalmente. Increible. Realmente no se trata de un sitio oficial de la cadena de hamburgueserías; por lo que puedo deducir, la parcela la debió de comprar alguien y aprovechó para poner ahí el "museo". Ese alguien debe ser Juan Pollo, ya que el museo, en parte, funciona como oficina de su empresa de venta de pollo frito, alucinante!!
El museo en sí no tiene demasiado interés, más bien ninguno, pero como la mayoría de las "atracciones" que hay en la ruta, es algo curioso. Tampoco es que valga la pena perder dos horas en moto a 105º F. Desordenado, no muy limpio y atendido, o más bien, desatendido, por una chica que estoy convencido se apellida Pollo y no le dio la gana de ir a la universidad.
Realmente estas situaciones esperpénticas y sumamente curiosas hacen de la ruta algo inolvidable. No puede reirme más al ver el museo y el nombre de Juan Pollo por todos sitios.
Seguimos hacia Los Ángeles. La autopista tiene ya 6 carriles y el tráfico es infernal. No os podéis hacer una idea, pero por suerte a medida que nos acercamos a la costa las temperaturas se suavizan.
Antes de ir al hotel, que está muy al norte de esta gigantesca ciudad, vamos a ir a Santa Mónica, donde se sitúa realmente el extremos sur / oeste de la ruta. El hecho real es que la ruta terminaba o se iniciaba en un punto donde no ahora no hay nada de nada. Por motivos turísticos y comerciales, el cartel de fin de la ruta está en la Playa de Pier, en la zona más turística de Santa Mónica.
Vamos con el GPS al sitio real, no se puede ni parar con la moto y nos bajamos a unos metros, en el parking de una tienda de sofás. Nos regamos con los restos de nuestras botellas de agua, hemos conseguido hacer la ruta completa!
Pero nos vamos a ir a hacernos la foto al sitio oficial, que tiene mucho más glamour, a la playa, donde nos encontramos que decenas de intrusos se apostan bajo el cartel para hacerse una inmerecida foto XD.
Aún no hemos terminado realmente, vamos a pasar los últimos días de este inolvidable y maravilloso viaje en San Francisco, pero es curioso que cuando el chico sevillano que nos está haciendo la foto nos dice que sonriamos, me sale una sonrisa natural y llena de, como diría aquel, orgullo y satisfacción. Me emociono de verdad. No es fácil lo que hemos hecho, tampoco es subir el Everest, pero hemos completado la ruta oficial en 9 días, en moto, y en pleno agosto. En ciertos momentos ha sido bastante duro.
Estamos en Santa Mónica, que creo que es un distrito de LA. Es un sitio realmente agradable, tanto la playa como el barrio. La temperatura se ha suavizado hasta rozar el fresco primaveral.
Antes de ir al hotel vamos a dar una pequeña vuelta y visitar el paseo de las Estrellas, el hotel está solamente a 33 km, es poco trayecto XD. El famoso paseo de los famosos está plagado de turistas. Nuevamente nos encontramos con un sitio curioso convertido en atracción turística de primer orden y donde lo que más abunda son las tiendas de regalos. La gente se tira al suelo para hacerse la foto junto a la estrella de su personaje favorito.
Mientras tanto la policía detiene a alguien. Para detener a este muchacho necesitan, de verdad, 5 coches de policía con sus correspondiente pareja de maderos. Son tela de peliculeros, pero tela.
Estamos reventados de la jornada, nos vamos al hotel haciendo no sé cuantos kilómetros por la autopista de 6 carriles. Que sea ya tarde no hace que haya disminuido el tráfico y los conductores más que aumentar la precaución parecen decidir conducir en plan suicida. Son 6 carriles, abarrotados, de noche y donde te adelantan a 65 mph tanto por la izquierda como por la derecha. Toda una experiencia, acojonante.
La mañana en los Ángeles ha sido más de lo mismo. Hemos desayunado en el hotel y hemos ido en busca de la foto con el cartelito de Hollywood antes que desaparezca y a ver los Estudios de la Universal. Encontrar el sitio para hacer la foto con el cartelito ha sido complicado. No hay ninguna información en internet. Pues ya lo pongo yo aquí. El mejor sitio para echar una foto con el cartel de Hollywood es Canyon Lake Dr, 3116. Tras echar varias fotitos en varias posturas, hemos cogido dirección a los estudios universal, que están muy cerca. Esto de los estudios universal no era como teníamos pensado. Nosotros pensábamos llegar a un sitio donde pagaras unos cuantos dólares y te dejaran entrar a ver un estudio de grabación, algún decorado o algo así. Esto es un parque de atracciones en toda regla, donde se necesitarían un par de días para verlos y que cuesta la friolera de 74 $ dólares por cabeza. Dado que no tenemos tiempo para disfrutar de ello, decidimos dar una vuelta por la parte de fuera, lo que llaman la CityWalk y que es “gratuita” (sólo hemos tenido que pagar 15$ por vehículo por entrar hasta aquí con las motos) Ya habrá ocasión de venir otra vez a ver estos estudios con calma. Ya llegado el medio día cogemos dirección a San Francisco, para donde nos quedan unos 700 kms y cuyo trayecto haremos en 2 días. Pasar la costa de California en moto es mortal. Durante estos días hemos sufrido temperaturas de hasta 45º, nos ha llovido, hemos tenido viento, pero nunca lo he pasado tan mal como en este camino con el frio tan tremendo que nos ha hecho. Parece que nos han tomado el pelo tanto vendernos el mito de California, los Beath Boys, el surf y las altas temperaturas. Pues lo de las temperaturas será por ver a las chicas patinando porque frio y aire hace como en Alaska. Tiritando y con el moco caído hemos llegado hasta San Luis del Obispo, donde nos hemos alojado en el motel más baratito que hemos encontrado (aquí ya los precios triplican los de Oklahoma) y directamente me he acostado a ver si consigo que mi sangre vuelva a circular hasta mañana
Dado que temíamos las altas temperaturas que nos podíamos encontrar en el Valle de la Muerte de camino a Los Ángeles, la salida la hemos realizado temprano. A las 8 de la mañana a la hora de salir del hotel aún quedaba gente enganchada a las máquinas con cara de haber dormido más bien poco. Tras un desayuno bastante ligero en una gasolinera para no perder tiempo, hemos cogido dirección a San Bernardino para ver con nuestros amigos, que ya llevaban en ruta desde las 6,30, el primer McDonald’s de la historia. Por primera vez en todo el camino hoy hemos tenido que ir echándonos agua durante el trayecto pues era imposible soportar el calor y la sequedad. Ha sido una paliza. Lo de San Bernardino ha sido la gota que ha colmado el vaso pues hemos tardado cerca de hora y media en dar con el puñetero para encontrar un sitio que supuestamente fue el primer restaurante que montaron los hermanos Donnalds pero que ahora mismo consiste en un local lleno de basura, trastos rotos, y muchísimos muñequitos de los Happy Meals. Desde luego, la búsqueda no ha merecido la pena. Con el mosqueo medio pasado, hemos tirado hacia Los Ángeles, directamente hacia el malecón de Santa Mónica donde oficialmente hemos terminado La Ruta 66. El momento ha sido emocionante y nos hemos hecho la foto oficial en el punto donde termina este largo trayecto que hemos recorrido durante todos estos días y que tan fabulosos sitios nos ha mostrado. La moto indica que le hemos hecho 2750 millas (4345 kms)
Tras dar un paseo por el Malecón, ver el parque de atracciones que tiene dentro y las playas de Venice, nos hemos dirigido hacia Hollywood Boulevard, a ver el paseo de las estrellas. Puede ser que ya llevemos tanto visto en este viaje que nuestra capacidad de asombro se haya visto reducida a la mínima pero la verdad que no me ha parecido nada del otro mundo esta calle. Quizás lo más espectacular son las lozas con firmas de personajes de hace más de 50 años con sus huellas de manos y pies en la puerta del Kodak Theatre, pero lo que es las estrellitas, la verdad que no me ha llamado mucho la atención.
Ya terminado este trayecto y temiendo pues aquí el parquímetro es por minutos y no perdonan, nos hemos dirigido al hotel que se encontraba a 30 kms de la zona del glamur (ya a estas alturas hay que ir reduciendo presupuesto) Tras cenar en un coreano, que nunca lo había hecho y la verdad que está muy bueno todo lo que ponen, nos hemos ido a la cama tras nuestra llegada a Los Ángeles, que no nos ha traído nada especial más que el fin del camino. Yo creo que esta ciudad hay que visitarla con más tiempo y buscando aquellas zonas que se salen del ámbito del celuloide. Hoy hemos hecho 450 kms.
Los dos días que hemos estado en Las Vegas lo resumiré en un único post. El 18 salimos de Kanab hacia Las Vegas. Fue un trayecto cortito, de unos 300 kms (ya esto nos parece corto) perseguidos de cerca por una nube con bastante mala pinta que no nos llegó a pillar. Para el medio día llegamos a Las Vegas, con una temperatura infernal que nos hizo buscar una máquina de agua a la desesperada. La llegada según nos habían indicado era más .espectacular si la hacíamos de noche pero no estaba el día como para estar dando vueltas por el desierto, así que a las 2 de la tarde estábamos ya en la puerta de nuestro hotel haciendo cola para el check-in. Los hoteles aquí son todos iguales, muchísimas habitaciones a ver quién tiene más, un gran casino con muchas tragaperras y mesas de juego, servicios como piscina, spa, etc., un gran centro comercial con tiendas y restaurantes de todo tipo, y por último atracciones para el público con montañas rusas, norias, etc. La diferencia está en la temática del hotel, que te lo puedes encontrar basado en el Sahara, en Nueva York, en Venecia, en Roma, en las Pirámides de Keops, o como el nuestro, que está basado en las alturas y las nubes. Es el Stratosphere. Tras hacer el check-in fuimos a comer algo, una hamburguesa, evidentemente, y ya por la tarde mientras que nuestros amigos dormían una placida siesta, nosotros fuimos a visitar la azotea del hotel donde venden que están la mejores vistas de las Vegas, a reservar unas entradas para el circo del sol para el día siguiente, y por qué no decirlo, a gastarnos unos dólares en las tragaperras. Hemos descubierto las máquinas de centavo, que con un dólar tienes para jugar 100 partidas. Total, si lo íbamos a perder igual, así por lo menos estábamos más ratos entretenidos Para las 8 nos subimos a la habitación y, planteando descansar durante media horilla para luego irnos a cenar con nuestros amigos, nos quedamos dormidos hasta las 12 la noche. Dado que estamos en Las Vegas, se supone que cualquier hora es buena para salir, así que nos fuimos a dar un paseo y verla de noche con todos los neones encendidos gastando la energía que no sé de dónde puede llegar a sacar esta ciudad en medio del desierto. No habíamos andado un km cuando nos tuvimos que volver pues la temperatura en la calle era infernal. Podíamos estar a 35º a la 1 de la mañana y la sensación de sequedad erar horrible. Tras echar otro par de pavos en las máquinas nos fuimos a dormir. El segundo día nos levantamos a las 9 la mañana, que hacía bastante tiempo que no descansábamos de moto. Fuimos a desayunar a un Dennis, que hemos descubierto que sirve uno de los desayunos más copiosos de EEUU y tras eso y gastar más en la tienda de regalos más grande del mundo (así se hace llamar donde estuvimos) nos fuimos a la piscina del hotel. Esto sí es curioso. Colocan un pedazo de piscina encima de una azotea altísima. El agua está tremendamente caliente pues con la temperatura que corre aquí no hace falta ni calentadores. Los servicios que te encuentras alrededor de la piscina son restaurantes y cafeterías, con señoritas de buen ver en bikini sirviendo a las butacas, mesas de pingpong y otros deportes y, cómo no, mesas de Black Jack con crupier en bikini para las delicias de los jugadores. Es tremendamente complicado en esta ciudad no caer en algún vicio. Tras almorzar en la piscina nos fuimos a ver el espectáculo del circo del sol que habíamos reservado el día anterior. Como se lo monta esta gente, es increíble la tecnología y efectos que acompañan al espectáculo del circo que hemos visto toda la vida. Acróbatas, funambulistas y payasos para mostrar su arte ante un teatro con más de 1500 plazas. Mirar si tenéis ocasión en youtube Ka: Circo du Soleil. Para terminar nuestro último día en Las Vegas, nos dimos un par de vueltas por Las Vegas Boulevard viendo todos los hoteles y tiendas. Cuantísimo dinero se mueve aquí. Por mi parte solo he perdido unos cien pavos, menos mal que iba con mi mujer que me ha contenido. En este trayecto hemos hecho de moto 327 kms.
Tal y como teníamos previsto, el día de hoy lo pasaremos en Las Vegas entero y mañana afrontaremos el último día de la ruta 66 oficial, destino a Los Ángeles.
El calor en Las Vegas es realmente insoportable, salir del hotel se hace casi misión imposible. Pese a ellos salimos a desayunar haciendo un paseo de unos 2km a plena luz del día: ¡Si es que somos unos valientes!.
Salimos de la torre más alta de las vegas, que ofrece las vistas más espectaculares de Las Vegas, para ir a desayunar al Dennys más lleno de Nevada; de camino pasamos por la tienda de regalos más grande del mundo. Ahora entiendo porqué las políticas de publicación de Google adWords prohiben este tipo de mensajes, es la forma más frecuente de venderse de esta gente. El más grande, el más antiguo, el primero, bla bla bla bla.
El resto del día lo pasamos en la habitación del hotel o bien intentando hacernos ludópatas jugando en las máquinitas a 1 centavo la jugada.
Por la noche decidimos dar una vuelta con las motos por la ciudad y ver desde la calle los casinos más famosos (Mirage, Caesar Palace, etc..). El calor también aprieta de noche. Esta es la visión más espectacular de las Vegas, el consumo en neones y de kilovatios de electricidad no tiene límites.
Mañana nos vamos tempranito para evitar este terrible calor.
Pues eso, hice un par de vídeos el día que fuimos al cañón, espero que os gusten. Ahora mismo estamos en Las Vegas, gastándonos el dinero de la universidad de nuestros hijos, jejeje.
La mañana de hoy la vamos a dedicar a ir hacia Las Vegas. Son 210 millas atravesando más desierto y anuncian un calor cercano a los 110º F (43º C).
La ruta se hace un pelín monótona, rectas y desierto, desierto y rectas y a medida que avanzamos aumenta el calor. Nada que destacar.
Y llegamos a Las Vegas, con un calor abrasador. Por suerte encontramos rápido el hotel y hacemos el check-in. Estamos en el Stratosphere, un hotel casino situado en una punta de la ciudad, que destaca por tener la torre más alta de la ciudad.
Tragaperras, tragaperras, tragaperras y más tragaperras es lo que se ve al entrar en el hotel. Poco más que contar, de verdad.
Cada uno tiene sus gustos y no dudo que haya personas que les pueda atraer esto, pero para el tipo de viaje que estamos haciendo y para mi gusto esto es realmente decepcionante, por no decir horroroso. Yo nunca iría a pasar unas vacaciones de verano a Benidorm.
Las Vegas es un destino muy para público americano, aunque está plagado de chinos, japoneses y europeos, incluidos muchos españoles.
Pululan por el hotel familias norte-americanas de clase media o media baja, con niños incluidos, cuya procedencia debe ser cualquiera de los pueblos profundos por los que hemos pasado en ruta. También gente solitaria o parejas de todas las edades que parecen venir aquí únicamente a jugarse unos míseros ahorros. Un tercer gran grupo son los post-adolescentes e incluso adolescentes que vienen aquí a emborracharse y fumar, en esto no se diferencian mucho de los niñatos ingleses que inundan el levante español o Mallorca durante el verano.
El hotel en si es mediocre, tampoco es caro. Pero no consigo encontrarme bien aquí. No me interesa mucho el juego ni las atracciones de feria así que no sé que vamos a hacer aquí todo el día de mañana.
Lo que sí voy a hacer es enumerar algunas curiosidades y experiencias para el que decida pasar por aquí:
No es un sitio barato, te sacan la pasta por todos sitios. Los servicios extras del hotel, hasta el acceso a Internet, son de pago.
Las habitaciones básicas no tienen ni una mísera cafetera, por no hablar de nevera o microondas.
La oferta culinaria pasa básicamente por los buffets o restaurantes dentro de los casinos que son muy caros y que no presagian una cocina de alta calidad. Por supuesto siempre están los MacDonalds o equivalentes.
Se puede fumar y beber por casi todo el hotel, de hecho la gente lo hace ostentosamente.
Las calles de Las Vegas son gigantescas, especialmente Las Vegas Bulevar, que tiene varios kilómetros. Intentar ir andando de casino en casino es misión imposible.
Las calles están sucios y plagadas de borrachos y yonkis, aunque no parecen peligrosos.
Los espectáculos que ofrecen, en general, son tan horteras como la propia ciudad. En el casino donde estamos lo más destacado es un espectáculo de baile de vampiras o un homenaje a leyendas americanas de la música que van desde Michael Jackson a Elvis pasando por Britney Spears.
Sí hay algo espectacular en esta ciudad, las vistas nocturnas, eso es evidente.
¿Que más decir? estoy pensando en pasar de la noche que nos queda aquí y coger de nuevo la moto.
Jornada inolvidable la de ayer, de esas que te dejan impresiones en la retina y sensaciones difíciles del olvidar. Este post lo voy a plagar de imágenes e incluso vídeo, pero la selección de las fotos ya me ha costado. No he hecho las 600 de Txema, pero nos hemos hartado XD.
Salimos de Flagstaff en dirección al Gran Cañón del Colorado. Las otras dos parejas han decidido ver el cañón desde el aire haciendo un tour en helicóptero. A nosotros no nos convence demasiado la propuesta ya que el precio nos parece excesivo, por lo que tenemos previsto visitarlo a pié o en moto.
La carretera hacia el Gran Cañón va atravesando un parque natural, son unas 50 millas conduciendo por mitad del parque para, tras unas millas más monótonas, entrar en el parque del Cañón del Colorado.
Para entrar en el Parque del Cañón te soplan 12$ por cabeza para entrar al parque. Realmente vale la pena y se entiende que el mantenimiento debe ser realmente costoso, no como lo el meteorito.
Como de costumbre, no tenemos demasiado tiempo y además hace, nuevamente, muchísimo calor, así que optamos por coger los autobuses lanzadera que te van dejando en los miradores más interesantes y que van pasando cada 15 minutos. El servicio está realmente bien organizado.
Las vistas del cañón, es obvio decirlo, son espectaculares, da vértigo, impresiona, emociona... No tiene mucho sentido abusar de los adjetivos. Pasamos unas 3 horas viendo el cañón desde distintos puntos hasta que a medio día quedamos con el resto del grupo. Por fin, después de 2 días volvemos a ver a Mónica y a Txema.
Txema y Rafa confabulan por su cuenta y deciden cambiar la ruta prevista, que iba por el sur del cañón, siguiendo la 66 hasta Kingman y tomar la carretera que rodea lo rodea por el este y el norte. Son 200km más de ruta y en principio no me apetece nada hacer más kilómetros, pero para evitar romper nuevamente el grupo decidimos seguirlos. No nos arrepentimos.
El primer tramo atraviesa el parque natural por una carretera en obras infernal. La carretera está repleta de grava y con una moto como la que llevamos es realmente complicado e incluso peligroso. Pero el entorno es una maravilla, nos cruzamos con una señal que dice "Peligro, pumas".
Salimos del parque y nos adentramos en una zona desértica en cuyo horizonte solamente se ven algunos agrupamientos de chabolas indias. Es una llanura impresionante con el cañón al oeste y más cortados al este. Da la impresión de que en lo alto de las mesetas de colores van a aparecer unos indios a caballo.
Vamos por la carretera 89 y tomamos la 89A que anuncian como carretera panorámica. Y tanto que es panorámica, es una ruta maravillosa que cruza el Río Colorado por mitad de un valle desértico rodeado de los típicos cortados del Gran Cañón, para luego adentrarse por el Kaibab National Forest subiendo por el monte.
Ver mapa más grande La primera parte es un desierto precioso, con una carretera prácticamente recta.
La carretera que cruza el bosque tiene serpentea tanto durante la subida como en la bajada y nos permite por fin olvidarnos de las rectas interminables. Soy incapaz de describir las sensaciones que produce coger esas curvas con la moto. Como ya he apuntado anteriormente, antes de hacer esta ruta la moto que normalmente llevo es una 250cc; no soy motero, lo que se dice motero, aunque llevo toda la vida montando desde el Vespino hasta la Yamaha Special que tengo ahora, sé tomar una curva.
Me olvido de los límites de velocidad y disfruto del placer de entrar a toda ostia en las curvas con una máquina pesada y con escasa capacidad de maniobra pero cuyo peso y potencia permiten tomar las curvas realmente bien. La sensaciones, ya lo he dicho, son indescriptibles, Rafa, con más experiencia con la Harley, va delante, lo que me permite adivinar si es un trazado complicado o no, vamos realmente a toda leche. Terminado ese tramo nos bajamos de la moto y sudo adrenalina.
Que maravilla! Las cosa no termina en la subida, la bajada también la hacemos a lo bruto, está anocheciendo, al fondo los valles desérticos pero bajamos desde unos 1800m de altura.
Se hace de noche y el sitio más próximo donde hay hoteles decentes es Kanab, en Utah. No lo teníamos previsto, pero vamos a pisar otro estado más, en este caso, el estado de los mormones. No tengo nada en contra de las personas religiosas, pero sí en contra de las religiones, y en este caso este estado ultra religioso nos ofrece de lo peorcito que hemos vivido por aquí.
Kanab resulta ser un pueblajillo agrícola y perdido donde nos encontramos con los moteles más caros que he visto en toda la ruta. Nos piden por encima de los 70$ por habitación. Tras preguntar en un par de sitios conseguimos regatearle a la dueña de un hotel y bajar de 78$ más tasas a 60$ tasas incluidas. Alucinante, nunca había regateado el precio de un hotel.
Al lado del alojamiento hay un restaurante de carretera que parece prometedor. Nos sentamos en una terraza y el camarero nos recomienda el "best steak of the house"; lo pedimos todos. Cuando pregunta como lo queremos de "done" le contestamos que "very very red". Nos trae las suelas de las botas de chema, bien tostadas. Yo no puedo comerme una carne así y les digo que lo he pedido red. Al momento aparece el camarero hecho una furia diciéndome que lo había pedido "well done".
A ver, mi inglés es malo, pero de pronunciar "red" a "well" hay un trecho largo. Nos grita algo ininteligible pero hace el énfasis en que eso le va a costar a él el dinero... Pues lo siento mucho, haberte asegurado man! La carne, la segunda que traen, no es mala, pero tampoco para tirar cohetes. Lo peor es la cuenta, nos soplan 180$, que para donde estamos y la comida que nos han puesto, es una barbaridad.
Si Utah me parecía un sitio penoso antes de ir, ahora digo que a esa esquina del mundo espero no volver. Que les den, esa chorrada no me arruina una jornada maravillosa.
Hoy ha sido unos de esos días que quedan en la memoria para siempre.. y si se olvida ya echaremos mano en las cerca de 600 fotos y más de una hora de grabación que hemos echado. Ayer a la noche me llamó Rafa para decirme que habían reservado una excursión en helicóptero para las 10,30 de la mañana. Nosotros nos encontrábamos a 400 kms de ellos pero decidimos que una experiencia así no podíamos desaprovecharla por lo que nos hemos levantado a las 5,30 para emprender ruta. Contábamos con la ventaja de que teníamos cambio horario por medio así que íbamos bien de tiempo.En los 400 kms solo hemos parado una vez para aprovechar para repostar nosotros y la moto. Nos hemos dado un homenaje en el desayuno y tras un error de aeropuerto hemos llegado a falta de media hora para salir el helicóptero para el Gran Cañón. El Gran Cañón tiene dos aeropuertos, uno a la entrada y una milla después del que sale los aviones y helicópteros turísticos. La sensación aquí ya es de nerviosismo. Un ir y venir continuo de helicópteros hace empezar a subir la adrenalina por la experiencia que en breve vamos a vivir. Tras un video explicativo de seguridad, nos ubican en el helicóptero por peso y nos suben. A Mónica le ha tocado de copilota, así que imaginaros la sensación. El helicóptero es prácticamente todo cristal para que tengas una vista panorámica de las mismas. El despegue ya impresiona, ninguno de los presentes nos hemos subido a este vehículo y la verdad que causa sensación la sencillez con la que parece la maneja el piloto a la par que realiza movimientos tremendamente precisos. La sensación en el helicóptero es difícil de explicar. Inicialmente nos han llevado por un tremendo bosque de coníferas gigantesco y de pronto, han puesto en los cascos la canción de Odisea del Espacio. Y nos hemos lanzado en picado por un precipicio de más de 1000 metros de altura. Que sensación.
Tras una vuelta de 45 minutos nos han llevado al aeropuerto de nuevo. El tema es caro. Nos ha salido a unos 230$ por persona, pero creo que una ocasión así merece la pena. Tras el paseo, hemos tirado hacía el Parque Nacional del Gran Cañón en busca de Pita y Esther. Hemos comido allí mismo y hemos aprovechado para seguir haciendo fotos a tutiplén. No creo que una sola foto que se haga en este lugar salga fea. Dado que estamos a unos 700 kms de Las Vegas, donde debemos dormir mañana hemos decidido acercarnos al menos a mitad de camino, y dado que hay 2 caminos a elegir, el recto y corto y el largo por tremendas curvas en desfiladeros, evidentemente cogemos el segundo. Si la experiencia del helicóptero es gratificante, este paseo a través del Gran Cañón con la moto es realmente lo más. Nos ha acompañado una tarde fantástica, con una luz que ni en un estudio de grabación y la temperatura ideal. Uno de los mejores paseos de mi vida y creo que la de todos. Hoy la conexión a internet que tengo no me permite subir videos a Youtube pero mañana colgaré un par de ellos para que os hagáis una idea de nuestras sensaciones.
Ya con la noche echada nos hemos puesto a buscar motel y buscando, buscando, hemos llegado hasta un pueblecito de Utah, estado que no estaba en nuestra ruta pero que ya que andábamos cerca aprovechamos para visitar. Al final serán 16 los estados que tocamos. Hemos cogido un motel normalito, hemos cenado y ya estamos en la cama reventados. Como se dice por Sudamérica, seguro que esta noche soñamos bonito, recordando la experiencia vivida, pero no hay que olvidar que todavía queda mucho viaje y, mañana, Las Vegas!! Que tiemble la banca! Hoy hemos hecho la tremenda de 764 kms
Otro día de tormentas en el horizonte. Las previsiones del tiempo no son nada halagüeñas así que hemos pensado intentar adelantar todo lo posible por la autopista en dirección a Hollbrook, el destino de hoy. Vamos a tener que evitar, por desgracia, la ruta histórica y esperar tener la suerte de no cruzarnos con alguna de los tormentones dispersos que Weather.com anuncia para todo el trayecto.
Salimos a las 7:30, horizonte está despejado así que en un par de horas avanzamos bastante y llegamos hasta Gallup, donde nos cae el primer aguacero. El paisaje que nos rodea por el camino es brutal y realmente estamos disfrutando del trayecto aunque sea a toda velocidad por la autopista (el limite de velocidad es de 75 mph, 120 kmh)
Al comenzar a llover paramos en la primera salida, en una zona de servicios, para esperar a que escampe. Estamos en zona habitada mayoritariamente por indios navajos. Cuando digo mayoritariamente es así; uno espera ver cuatro indios dispersos en sus chabolas, pero no, casi toda la gente que ves por la calle son pieles rojas, de verdad que la piel es roja, obviamente ya integrados y occidentalizados al máximo. Por cierto, muy afectados por la obesidad que tanto cunde por estas tierras.
La carretera está plagada de anuncios de tiendas de indios con artesanía. Justo donde paramos podemos ver esta estampa.
Hemos decidido que en vez de parar en Hollbrook vamos a adelantar e irnos al siguiente destino, Flagstaff, que no queda tan lejos. Con todo, nos vamos a hacer 337 millas (542km), pero nos evitará tener que viajar mañana.
Esther y yo vamos con Rafa y María José, mientras Txema y Mónica vienen algo retrasados. Nuestros compañeros no tienen chubasquero, por lo que nos dirigimos a un Wallmart para que se pertrechen. Los Wallmart vienen a ser como los Carrefour en España y, desde luego, son un sitio ideal para ver la realidad sociológica de una zona. Compruebo nuevamente que estamos en zona piel roja. Aunque van vestidos a la occidental, casi todos lucen unas melenas larguísimas que recogen en coletas o trenzas y que les recorren toda la espalda. El paisaje sigue siendo increíble.
Seguimos camino hacia Flagstaff, el paisaje es muy llano y podemos observar varias tormentas separadas que nos rodean. Antes de llegar al destino queremos visitar el cráter del meteorito Barringuer que está justo antes de llegar. No puedo poner fotos del sitio porque al final no entramos, y reconozco que no lo hicimos porque pagar 30$ entre los dos para ver un cráter, por muy grande que sea, en mitad del desierto, nos pareció excesivo. Además desde la entrada del cráter se podía ver que el camino a Flagstaff estaba totalmente despejado.
Llegamos a Flagstaff por fin, nos hemos comido casi 600 km, pero entre que el reloj debe ser retrasado nuevamente y que hemos venido a toda leche y casi sin parar, llegamos tempranito y vamos a poder descansar y todo. Nos alojamos en un motel muy agradable y barato, 44$, el Rodeway Inn.
Hoy tenemos tiempo, así que vamos a dar un paseo por el pueblo. Es una pueblecito que nos sorprende bastante por lo agradable y cuidado. Se halla en una zona montañosa y se nota que es un destino turístico; lleno de tiendas, restaurantes y bares que se anuncian con neones deslumbrantes pero sin llegar a ser agresivos. Podría pasar por un sitio situado en Europa.
Paramos en un bar a tomar una cerveza. Tiene terraza, pero no se puede fumar ni en la calle, tampoco pasa nada. El sitio está bien y tienen una carta donde no hay una sola hamburguesa, lo que nos incita a quedarnos a cenar ahí mismo. La comida que pedimos es de tipo oriental y está plagada de verduras, alucinamos, por fin algo medio decente que comer.
Finaliza el día, mañana, El Gran Cañón del Colorado!
Curiosidad: el animal que vemos con más frecuencia es el cuervo, algunos son enormes.
Curiosidad: las autopistas están plagadas de restos de ruedas de camión reventadas, pero realmente plagadas, lo que en algunos momentos llega a ser peligroso viajando en moto. He llegado a ver a un camión que se dedicaba únicamente a recoger estos restos.
Curiosidad: los trenes de mercancías son realmente kilométricos, algunos van tirados por hasta cinco locomotoras. Muchos de los vagones transportan mercancías chinas.
