Dia 14: de Flagstaff (AZ) a Kanab (UT)

Jornada inolvidable la de ayer, de esas que te dejan impresiones en la retina y sensaciones difíciles del olvidar. Este post lo voy a plagar de imágenes e incluso vídeo, pero la selección de las fotos ya me ha costado. No he hecho las 600 de Txema, pero nos hemos hartado XD.


Salimos de Flagstaff en dirección al Gran Cañón del Colorado. Las otras dos parejas han decidido ver el cañón desde el aire haciendo un tour en helicóptero. A nosotros no nos convence demasiado la propuesta ya que el precio nos parece excesivo, por lo que tenemos previsto visitarlo a pié o en moto.


La carretera hacia el Gran Cañón va atravesando un parque natural, son unas 50 millas conduciendo por mitad del parque para, tras unas millas más monótonas, entrar en el parque del Cañón del Colorado. 

Para entrar en el Parque del Cañón te soplan 12$ por cabeza para entrar al parque. Realmente vale la pena y se entiende que el mantenimiento debe ser realmente costoso, no como lo el meteorito.

Como de costumbre, no tenemos demasiado tiempo y además hace, nuevamente, muchísimo calor, así que optamos por coger los autobuses lanzadera que te van dejando en los miradores más interesantes y que van pasando cada 15 minutos. El servicio está realmente bien organizado.

Las vistas del cañón, es obvio decirlo, son espectaculares, da vértigo, impresiona, emociona... No tiene mucho sentido abusar de los adjetivos. Pasamos unas 3 horas viendo el cañón desde distintos puntos hasta que a medio día quedamos con el resto del grupo. Por fin, después de 2 días volvemos a ver a Mónica y a Txema.

Txema y Rafa confabulan por su cuenta y deciden cambiar la ruta prevista, que iba por el sur del cañón, siguiendo la 66 hasta Kingman y tomar la carretera que rodea lo rodea por el este y el norte. Son 200km más de ruta y en principio no me apetece nada hacer más kilómetros, pero para evitar romper nuevamente el grupo decidimos seguirlos. No nos arrepentimos.


El primer tramo atraviesa el parque natural por una carretera en obras infernal. La carretera está repleta de grava y con una moto como la que llevamos es realmente complicado e incluso peligroso. Pero el entorno es una maravilla, nos cruzamos con una señal que dice "Peligro, pumas".

Salimos del parque y nos adentramos en una zona desértica en cuyo horizonte solamente se ven algunos agrupamientos de chabolas indias. Es una llanura impresionante con el cañón al oeste y más cortados al este. Da la impresión de que en lo alto de las mesetas de colores van a aparecer unos indios a caballo.

Vamos por la carretera 89 y tomamos la 89A que anuncian como carretera panorámica. Y tanto que es panorámica, es una ruta maravillosa que cruza el Río Colorado por mitad de un valle desértico rodeado de los típicos cortados del Gran Cañón, para luego adentrarse por el Kaibab National Forest subiendo por el monte.


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La primera parte es un desierto precioso, con una carretera prácticamente recta.

La carretera que cruza el bosque tiene serpentea tanto durante la subida como en la bajada y nos permite por fin olvidarnos de las rectas interminables. Soy incapaz de describir las sensaciones que produce coger esas curvas con la moto. Como ya he apuntado anteriormente, antes de hacer esta ruta la moto que normalmente llevo es una 250cc; no soy motero, lo que se dice motero, aunque llevo toda la vida montando desde el Vespino hasta la Yamaha Special que tengo ahora, sé tomar una curva. 




Me olvido de los límites de velocidad y disfruto del placer de entrar a toda ostia en las curvas con una máquina pesada y con escasa capacidad de maniobra pero cuyo peso y potencia permiten tomar las curvas realmente bien. La sensaciones, ya lo he dicho, son indescriptibles, Rafa, con más experiencia con la Harley, va delante, lo que me permite adivinar si es un trazado complicado o no, vamos realmente a toda leche.
Terminado ese tramo nos bajamos de la moto y sudo adrenalina. 

Que maravilla! Las cosa no termina en la subida, la bajada también la hacemos a lo bruto, está anocheciendo, al fondo los valles desérticos pero bajamos desde unos 1800m de altura.

Se hace de noche y el sitio más próximo donde hay hoteles decentes es Kanab, en Utah. No lo teníamos previsto, pero vamos a pisar otro estado más, en este caso, el estado de los mormones. No tengo nada en contra de las personas religiosas, pero sí en contra de las religiones, y en este caso este estado ultra religioso nos ofrece de lo peorcito que hemos vivido por aquí. 
Kanab resulta ser un pueblajillo agrícola y perdido donde nos encontramos con los moteles más caros que he visto en toda la ruta. Nos piden por encima de los 70$ por habitación. Tras preguntar en un par de sitios conseguimos regatearle a la dueña de un hotel y bajar de 78$ más tasas a 60$ tasas incluidas. Alucinante, nunca había regateado el precio de un hotel.

Al lado del alojamiento hay un restaurante de carretera que parece prometedor. Nos sentamos en una terraza y el camarero nos recomienda el "best steak of the house"; lo pedimos todos. Cuando pregunta como lo queremos de "done" le contestamos que "very very red". Nos trae las suelas de las botas de chema, bien tostadas. Yo no puedo comerme una carne así y les digo que lo he pedido red. Al momento aparece el camarero hecho una furia diciéndome que lo había pedido "well done".

A ver, mi inglés es malo, pero de pronunciar "red" a "well" hay un trecho largo. Nos grita algo ininteligible pero hace el énfasis en que eso le va a costar a él el dinero... Pues lo siento mucho, haberte asegurado man! La carne, la segunda que traen, no es mala, pero tampoco para tirar cohetes. Lo peor es la cuenta, nos soplan 180$, que para donde estamos y la comida que nos han puesto, es una barbaridad.

Si Utah me parecía un sitio penoso antes de ir, ahora digo que a esa esquina del mundo espero no volver. Que les den, esa chorrada no me arruina una jornada maravillosa. 


Mañana estamos en Las Vegas.